El envejecimiento de la tercera edad, nuestros pagos genéticos y la falta de actividad física son los factores clave que causan una reducción de las funciones y capacidades del cuerpo. Se ha estimado que las personas con discapacidad física tienen una pérdida de capacidad aeróbica en un 8-10% cada 10 años después de los 30 años. Por otra parte, las personas con mayor actividad sólo tienen un 4%.
La reducción de la capacidad aeróbica está relacionada con una reducción de la capacidad de ejecución del cuerpo, y se relaciona en gran medida con el aumento de la incidencia de la enfermedad coronaria y otras condiciones. Después de la edad de 60 músculos, la potencia muscular se reduce en más del 30% en comparación con la edad de 30 años y varía, por supuesto, a los diferentes músculos.
Cambios que se observan en nuestro cuerpo a lo largo del tiempo.
- Aumento del porcentaje de grasa corporal
- Disminución de la masa salada
- Reducción de la absorción máxima de oxígeno y capacidad pulmonar crítica
- Reducción de la masa muscular y resistencia
- Trastornos del sueño y pérdida de memoria
Beneficios del ejercicio
La actividad física y el ejercicio se retrasan y a menudo prefiguran las consecuencias del envejecimiento. El ejercicio de la tercera edad aumenta la tasa de metabolismo, evitando así la obesidad y reduciendo el riesgo de complicaciones cardiovasculares. Además, el equilibrio está mejorando, evitando así las caídas y los accidentes. El poder está aumentando, así que la capacidad de ejecutar movimientos diarios con facilidad mejora.
La resistencia va en aumento a través del ejercicio aeróbico, el caminar intenso, etc. Se encontró entrenamiento aeróbico para aumentar la VO2max en un 15-20%. Se afirma que la capacidad aeróbica de una persona capacitada de 65 años está al mismo nivel que la de una persona de 25 años que no tiene una actividad física mayor.
La mejora más significativa, a saber, es la capacidad aeróbica de la persona, a saber, aumentar la absorción máxima de oxígeno. Además, en el ejercicio del corazón a largo plazo se produce un aumento significativo del ritmo cardíaco en un 10-15% y en menor medida del volumen de pulsos. Además, el ejercicio aumenta la psicología, mejora la capacidad de trabajo o entretenimiento y, por lo tanto, ofrece no sólo una extensión de la supervivencia, sino también una mejor calidad de vida.